Friday, February 24, 2006


Aún en la desesperación guardo la fé. Si un mar negro me rodea, solo dejo brillar la luz de mi pecho. Aún entre mil demonios que quieran roer mis huesos conservo mi terreno. Ni un paso atrás he de dar frente al mal. Padre, permíteme ser incorruptible, inquebrantable, presto. Que el mal me perciba como invencible.

Como hombre soy cien por ciento falible. Débil, maltrecho, frágil... la sombra de la divinidad. Como enviado de la justicia, como defensor de los hombres soy el reflejo del enviado sobre la Tierra, pues todo aquel que haga Su voluntad también porta Su protección. No desfalleceré nunca, pues mi misión es respaldada por la bondad del universo. Mientrás crea que mi causa es justa y que sea siervo y guerrero la ilusión de ser grande no impresionará a nadie, pero me dará la fuerza y valor para lograr grandes empresas.

La grandeza de la humanidad no viene de el hombre, si no de lo que esconde dentro. Liberaré mi musa interior, ella me guiará sin falla. Con pasión he de luchar hasta que mis brazos sangrantes no se puedan levantar, hasta que mis ojos cansados no se puedan abrir, hasta que mis piernas se doblen de dolor, y mi corazón deje de latir.
Enciéndan su espíritu con el mío y levantense siempre que caigan, sigan sus sueños como yo seguiré los mios.

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